El que ama a su mujer, a sí mismo se ama" - Efesios 5.28b
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Hombres:
Ama a tu esposa como a nadie. Hónrala como lo que es: una hija de Dios y una parte de ti. Elógiala con palabras, hasta que sepas que tus palabras han llegado a su alma, para endulzarla y levantarla con la dignidad que toda mujer tiene, pero que a veces olvida.
Respétala, aun más, cuando no está contigo. Sé puro para ella. Que no haya otra mujer en tus pensamientos con la que quieras estar que no sea ella. No la hagas sentir especial, hazla sentir única.
Cuando salgas a trabajar despídete con un beso de ella. Mejor que la primera vez, y como si fuera el último que recibirá de ti. Con amor, con pasión, con nostalgia, con ternura. Al final del día, cuando llegues a casa, verás que un beso tuyo nunca será suficiente para ella.
Busca dibujarle una sonrisa cada mañana. Hazla reír, aunque sea de ti. Enséñale que no hay nadie con quién pasarla mejor que no sea contigo. Y que no hay nadie con quien estés más a gusto que con ella. Demuéstrale que ella es el motivo de tus alegrías. Dícelo al oído a ella, pero grítalo con fuerza a los demás.
Que tus oraciones siempre la bendigan, porque únicamente tú podrás bendecirla como nadie más lo hará. Que ella sepa que es motivo de que tú dobles rodillas.
Busca a Dios y sé el hombre que ella necesita y, sin embargo, ten presente que tú no la harás feliz plenamente. Tú eres sólo un instrumento para sus alegrías, pero su dicha completa sólo viene de Quien te la dio.
Únanse en solo cuerpo como Dios mandá. Enamórala cada día... como lo hiciste la primera vez. Conquístala como el valiente guerrero que siempre has sido. Asegúrate que su corazón es tuyo; porque los cuerpos son fáciles de conquistar, pero el corazón no se compra, no se gana con facilidad.
Sé su héroe. Hazla sentir protegida, aunque tú tiembles por dentro. No te subestimes, ella no necesita un macho que vocifere lo fuerte que es, ella necesita un hombre de verdad. Un hombre que demuestre que cuando falla, sabe pedir perdón. Un hombre que cuando se quiebra, puede levantarse con humildad por la gracia del Señor.
Ella busca a alguien que esté dispuesto a arriesgarse y dar la vida por ella. Y ella es alguien por la cual vale la pena arriesgarlo y volverlo a intentar cada día. Tu esposa es tan grandiosa, que merece tu mejor lucha todos los días.
Por último, recuerda que tus hijos aprenden de ti lo que es ser un hombre genuino. Les enseñas que los hombres luchan por lo que realmente aman y se esfuerzan por lo que de verdad es valioso.
Fuente: Face book , Nancy Arelis Fernandez