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Todos hemos experimentado tiempos de espera

Todos hemos experimentado tiempos de esperaTodos hemos experimentado tiempos de espera; quizas en el consultorio medico, en el tráfico, en las tiendas, en alguna oficina publica, etc. Mientras estamos allí, lo único que podemos hacer es esperar nuestro turno. En el reino de Dios, la espera está definida como una quietud activa. Porque activa?,  porque seguimos en nuestra situación presente; y quietud, porque nuestra atención está puesta en Él para recibir su guía. Un estilo de vida de quietud activa requiere una actitud resuelta y expectante, una disposición de ánimo paciente y decidida, y un corazón fervoroso y obediente.

Muy contrariamente a lo que piensa el mundo secular, hay recompensas por esperar en el Señor. Una consiste en recibir el poder sobrenatural para vivir en santidad. Cuando nos sentimos abrumados, podemos ser tentados a apartarnos de Dios. En otras ocasiones, nuestras agendas nos dejan poco tiempo para pensar. Por tanto, tomamos decisiones apresuradas, adelantándonos a Dios. En cualquier caso, nos arriesgamos a fatigarnos y agotarnos emocionalmente, porque estamos funcionando con nuestras propias fuerzas. Esperar con paciencia en Dios nos dará la energía física y las reservas emocionales que necesitamos para seguir adelante.

He aquí dos beneficios adicionales en cuanto a la espera: Descubrimos la voluntad de Dios, que siempre es para nuestro bien; "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8.28), y tenemos la victoria espiritual en las pruebas de la vida.

Nuestro Dios omnisciente, omnipotente y nada le tomara por sorpresa, el siempre actúa en el momento correcto. Por eso, si está pasando por alguna situación en la que desearía adelantarse al tiempo perfecto de Dios, sométase a Él y confíe en que le dará las fuerza para esperar el tiempo que sea necesario.

12 Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová,
El pueblo que él escogió como heredad para sí.
13 Desde los cielos miró Jehová;
Vio a todos los hijos de los hombres;
14 Desde el lugar de su morada miró
Sobre todos los moradores de la tierra.
15 El formó el corazón de todos ellos;
Atento está a todas sus obras.
16 El rey no se salva por la multitud del ejército,
Ni escapa el valiente por la mucha fuerza.
17 Vano para salvarse es el caballo;
La grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.
18 He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen,
Sobre los que esperan en su misericordia,
19 Para librar sus almas de la muerte,
Y para darles vida en tiempo de hambre.
20 Nuestra alma espera a Jehová;
Nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
21 Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón,
Porque en su santo nombre hemos confiado.
22 Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros,
Según esperamos en ti.
Salmo 33:12-22, RVR 1960